**... hazme volar con una mirada... **

viernes, 1 de enero de 2010

Capítulo 1: Inicio de un sueño... ¿agridulce?

*...Annelysse...*

Estaba intentando esforzarme. En serio. Pero los dedos se me iban a otras canciones. Mi profesora de piano me detuvo.

- Annelysse, ¿qué haces?
- Eh... – reconocí la posición de mis dedos y dije – Toco una canción de...
- Tokio Hotel, sí, lo sé, debo saberlas todas gracias a ti, pero no es esa la partitura que tienes delante.

Suspiré. Esto iba a ser muy difícil. Puse mi cara más alegre.

- ¿No lo sabes? ¡Los tokio vienen a España!
- Sí, ya me lo has dicho todas las... muchas clases anteriores. Pero eso no justifica nada. Vuelve a empezar.

Volví a suspirar. Y esto no era nada. Aún quedaba canto. Y, por la tarde, guitarra. Mi móvil sonó en cuanto empecé a recoger mis cosas y, al ver el nombre, sonreí.

- Ay, sí, ya sé, no lo aguantas más – dije por todo saludo –
- ¡Exacto! – gritó mi hermana al otro lado de la línea - ¡¿Dónde estás?!
- Saliendo – colgué antes de que siguiera hablando y me despedí de mi profesora prometiendo concentrarme más –

Una vez al aire libre, me encontré con mi hermana y mis dos mejores amigas. Lucía un sol radiante, de esos que dan ganas de reír como tonta de felicidad. Me lancé hacia ellas y las cuatro nos unimos en un abrazo, riendo. Luego conté:

- ¡Qué nervios! No puedo ni tocar el piano, se me van los dedos a las armonías de sus canciones.
- No te quejes, yo toco la guitarra y no recuerdo más que los acordes de sus canciones – se quejó mi hermana –
- Con la batería no es tan malo – dice Janine con un encogimiento de hombros –
- Bueno, como yo no doy clases... – suelta Karina –
- ¡Qué suerte! – decimos todas –

Nos echamos a reír y empezamos a andar. Karina fue la primera en llegar a su casa. Nos despedimos y seguimos andando.

- Aunque no lo dice – nos cuanto Janine – yo estoy segura de que quiere conocerlos tanto como nosotras,
- ¡Claro! ¡Sólo estará pensando en cómo seducir a Georg!

Todas nos reímos ante el comentario de mi hermana y, acto seguido, suspiramos. Sí, vamos a ir al concierto y sí, estaremos en primera fila, pero no hemos alcanzado a coger entradas para el backstage. Pero eso no nos bajó la moral ¡Íbamos a un concierto suyo! Sólo eso ya era como un regalo de Dios. Todas estábamos muy nerviosas porque... ¡mañana era el concierto! Ninguna podía aguantar, pero hice prometer a Janine que no se ahogaría, ni le daría un ataque ni nada y que se controlaría. A mi hermana igual. A pesar de que soy la más peque, siempre me trataron muy bien, casi como su mamá, lo que me da derecho a mandarles un poco. Siempre por su bien, claro. Cuando yo acabé mi clase de canto y nos fuimos a casa nos refugiamos en nuestro cuarto y lo único que pude hacer fue suspirar antes de ponerme a cantar reden a voz en grito. Mi hermana me acompañó con la guitarra. Ah... Era relajante. Después de un rato nos llamaron a comer y, de ahí, me tuve que ir a clases de guitarra. Menos mal que ahí puedo tocar lo que quiero. No sé cómo sobreviví al resto de la tarde, pero lo siguiente que supe es que... ¡Ya era el día siguiente!

1 comentario:

  1. XD!

    hahaha tu profe de música ya sabe de memoria quienes son los Tokio.

    hahahahaha awwww

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