**... hazme volar con una mirada... **

domingo, 17 de enero de 2010

*Annelysse*

Los guardias nos pidieron que nos quedáramos un minuto apartadas para que el resto de las chicas con pases backstage “normales” pudieran disfrutas de un momento con los tokio. Bill me saludó ligeramente al pasar y me ruboricé, pero creo que nadie lo notó. Ellos estuvieron charlando con las chicas, pero, unos minutos, oí el nombre de Maya y todas nos giramos como resortes. Ella estaba allí, saludando a los chicos como si se conocieran de años, aunque en cierto modo era así. No fui la única que se fijó en cómo de íntima debía ser para tratarles como lo estaba haciendo. Tuvieron que pararla ellos, ya que empezaba a molestar al resto de fans. Ella hizo una mueca avergonzada y luego miró alrededor. Nos encontró y nos saludó. Se acercó un poco.

- ¡Hola! No sabía que teníais los pases dorados. Qué suerte. Bueno, no me puedo quedar mucho más. Oye, ¿me dais vuestro teléfono?

Iba a decir que no, pero, por suerte, mi hermana dijo que sí antes. No era lo más prudente, pero sí lo que más encajaba ahora. Intercambiamos teléfonos y ella dijo:

- Bueno, chicas, gracias por todo ¡Suerte!

- ¡Espera! – la detuve - ¿Cómo sabías lo del pase dorado?

- Ah, ¿eso? Lo mencionan de pasada en un par de entrevistas.

- ¡Es cierto! – exclamó Karina - Ahora que lo dices, recuerdo haberlo leído en alguna parte, pero creí que sería una broma o algo así.

- ¡Y lo dices ahora! – me quejo –

- Bueno, me acabo de acordar – se defendió –

- Okay, girls, me tengo que ir ¡Bye! – se despidió Maya –

- ¡Nos vemos! – contestamos todas a coro. Ella rió –

Se alejó rápidamente y tras unos minutos, las chicas empezaron a irse, algunas llorando, otras gritando, otras sin saber bien qué decir o hacer, otras desorientadas... De todo. Cuando Maya, que fue la última en irse, se terminó de despedir de ellos y se fue, los tokio se acercaron a nosotras.

- ¡Hola! – nos saludaron en inglés –

- Um, perdón – interrumpí – Todas hablamos alemán.

- ¿En serio? Guay – dijo Tom -

- Bueno, entonces hola, chicas – dijo Bill – Um... Creo que ustedes sí saben
nuestros nombres, pero nosotros no sabemos el suyo.

- Yo soy Karina.

- Y yo Janine.

- Belén.

- Annelysse.

- Sí, bueno, a ti sí te conocen, Ann – se burló mi hermana. Sonreí –

- Podéis llamarme Ann, Anny, Annyk... - sonreí al recordar el por qué de ese sobrenombre que me había puesto mi hermana, juntando mi diminutivo con la inicial del apellido de Bill - Como queráis. Hay gente que me llama así, otras me dicen Lyss, Lysse, Lisa... tengo muchos nombres. Todo depende de quién me llame o lo que me quiera decir... No tengo uno fijo.

- Ah, okay... ¿Ann estará bien?

- Por supuesto.

- Bien. Bueno, supongo que sabéis lo de la gira y todo eso...

- ¿Lo que ponía en el billete?

- Eh, si, eso.

- ¿Entonces es cierto? – intervino mi hermana –

- Claro – contestó Bill con naturalidad –

Todas nos miramos y tuve el típico impulso de empezar a saltar y cantar por todo el backstage como un bebé.

- Guau... Es de alucine – dijo Jan –

- ¿Verdad? – comenté –

- Yo aún no me lo creo... – dijo Karina –

- Ni yo – añadió mi sis – Es todo muy...

- ¡Increíble! – solté, y empecé a reír de puro nervio –

Al empezar a reír yo, a todas nos entró la risa tonta. Yo me calmé primero.

- Bueno, ya... ¡Ya! ¡Ya, chicas, por favor!

Todas pararon. Mi hermana, aún riendo un poquito, dijo:

- Eres cruel. Déjanos reír en paz.

A lo cual, Karina contestó con un golpe en la cabeza. Se encogió de hombros al sentir todas las miradas sobre ella.

- Eso sobraba. Cuando Ann tiene razón, tiene razón.

Ahora les tocó a los tokio reír.

- ¿Sois así de divertidas siempre?

- Generalmente – comentó Janine – Yo ya estoy harta de estas dos. Son hermanas y se llevan un año. Aunque se llevan bien, no paran de incordiarse la una a la otra.

- Ajá. Y yo soy la mayor- presumió mi hermana –

- Nosotras somos sus amigas – dijo Karina – Yo soy la mayor de las cuatro, Janine va después, luego Belén y finalmente, Ann.

- ¿Eres la menor? – me dijo Bill. Asentí con una sonrisa resignada – Hubiera jurado que eras de las más grandes.

- Es que es la más madura. Es como nuestra madre, siempre nos sienta la cabeza.

- Oye, que sé responder solita, Jan.

- Es cierto, sorry.

- ¿Cuántos años tenéis? – nos preguntó Gustav –

- Yo, diecisiete – contesté antes de que alguien lo hiciera por mi de nuevo – Mi hermana, dieciocho; Janine, diecinueve, y Karina, veinte.

- Vamos en escalera – comentó Jan. Yo asentí –

- Ah, okay, os lleváis un año cada una – dijo Bill -

- Sí

Nos quedamos un minuto en silencio, e iba a preguntar algo, pero Bill se me adelantó. En realidad, empezamos al mismo tiempo. Me sonrió.

- No, habla – le dije, sintiendo la sonrisa burlona de mis amigas y ruborizándome –

- Bueno, iba a hablaros de la gira... Debemos salir dentro de un rato y si vais a venir... Deberíais ir a hablar con vuestros padres y decírselo y eso... – su voz se fue apagando hasta finalizar la frase titubeante –

- Claro – afirmé rápidamente –

De pronto, todas sentimos es estómago hecho un nudo. Respiré hondo. Me tocaba hacerme cargo.

- De acuerdo, vamos a casa y volvemos...

- Venid aquí en unas... tres horas... hasta cuatro – miró de reojo a los demás chicos que asintieron – Pero no os retraséis más de cuatro horas, ¿vale?

- Vale, no hay problema.

- Otra cosa. No vayáis a pensar que es una broma y que nos iremos sin más o algo así, ¿vale?

- De eso me encargo yo – aseguré ¡Cómo para dejar escapar una oportunidad así! –

- De acuerdo, confiaremos en tu sentido de la responsabilidad – dijo Tom. No me quedó más remedio que reírme –

- Estaremos aquí cuanto antes – aseguré. Tiré de mis amigas un poco – Hola... Tierra llamando a mi hermana...

- ¿Qué, Ann? – dijo en tono brusco, lanzándome una mirada envenenada –

- Ahm... Esto, vamos, chicas – intervino Jan, que preveía pelea. Sonreí –

- Sí, vamos.

Nos despedimos brevemente de los chico y echamos a correr. Fuimos dejando a gente por el camino a mi casa y, como todas las madres me pedían explicaciones a mí, a la niña sensata, tardamos un poco, pero finalmente llegamos a casa. Cuando se lo dijimos a mis padres, se miraron entre ellos. En ese momento, todos los nervios del momento se me juntaron y me apoyé en mi hermana, mareada. Ella me abrazó un poco, tan nerviosa como yo. Mi padre frunció un poco el ceño y por un momento pensé que nos dirían que no. Esperamos, con el corazón en un puño, cada segundo parecía hacerse eterno...

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Oh, zel, de verdad se parece a un cap tuyo? Cuál? Justo ahorita no recuerdo haber leído algo semejante, pero de verdad que las ideas que saque para este fic son solo mías sin influencias, eh? :D Por si acaso. xD
Gracias por leerme
Anny K.

viernes, 8 de enero de 2010

Capítulo 2: Los pases a la gloria (parte 2)

*Annelysse*

Comenzó el concierto. Canté, grité, hice coros... Todo. Hasta que llegó una de mis preferidas, “World Behind My Wall”. Grité como loca cuando Bill pidió un voluntario. Se acercó un poco al borde de la tarima, esquivando con habilidad la maraña de manos enloquecidas que intentaban tocarle, rozar al menos sus zapatos. Paseó la vista por mi lado como si no me viera, pero luego... Wow... Luego me señaló con una media sonrisa y me hizo un gesto para que subiera. Mi hermana y mis amigas me abrazaron fuerte y Janine me dijo al oído:

- Canta como sólo tú sabes, lo dejarás estupefacto.

Me ayudaron a subir. Una vez arriba, caminé hacia él con piernas de gelatina.

- ¡Hola! ¡Acércate, tranquila! No muerdo – me dijo con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora pero que me dejó el pulso a mil –

Dejé escapar una risa floja y nerviosa. Desde allí arriba se veía mucha, mucha gente... Una mano se posó en mi hombro y vi que era Bill que se había acercado. Me volvió a sonreír.

- ¿Cómo te llamas? – me preguntó –

- Annelysse – contesté. Mi voz sonó un poco más firme, lo cual me agradó. Me aclaré la garganta un poco cuando apartó el micrófono –

- Annelysse, ¡qué lindo nombre! Bien, ¿cuántos años tienes?

- Diecisiete – dije, muy segura de mí misma ahora –

- Muy, bien, de acuerdo, entonces hagamos una cosa. Yo voy a cantar media canción y tú la otra media, ¿vale?

- De acuerdo.

Él asintió y se giró un poquitín hacia Gustav, que le dio el ritmo. Bill se alejó un poco de mí y comenzó a cantar. De cerca era aún más hermoso... Con la canción de fondo, me dediqué a observarle. Pronto se giró hacia mí, durante el instrumental, y me tendió el micrófono para que lo cogiera y empezara a cantar. Fue fácil, cantar se me da muy bien. Eso sí, estaba nerviosa, pero me sabía la canción de memoria. Rápidamente cogí el volumen adecuado para cantar y miré a Bill para confirmar que sonaba bien. Sonreía, lo que me hizo sonreír a mí también. Procuré no pensar en la gente que me miraba y me concentré más en cantar. Miré a Bill mientras lo hacía, de hecho, casi parecía que cantaba para él. Él sonreía y movía los labios, diciendo la letra al mismo tiempo que yo. Aproveché para lucirme un poco, cantar era una de mis especialidades y no iba a desaprovechar mi oportunidad. Le canté toda la letra, poniendo el corazón en la voz.

- I’m ready to fall; I’m ready to crawl on my knees to know it all. I’m ready to heal, I’m ready to feel… - alargué la última nota lo justo para empezar a tiempo el estribillo – Oh… They’re telling me it’s beautiful. I believe them but will I ever know the world behind my wall...

Repetí la estrofa y luego subí el tono para llegar al “Take me there!”, rogando por no subirme demasiado y lo conseguí. Mi voz era alta, yo era soprano, de modo que llegaba de sobra al tono. Sin embargo, cuando iba a empezar el último estribillo, Bill se me acercó.

- Sigue cantando - me dijo rápido –

Empecé el estribillo y él se me unió, cantando en el mismo micrófono que yo. Podía sentir la piel de su rostro rozando el mío, oír su voz de terciopelo en mi oído, en una consonancia perfecta con la mía... Faltó poco para que me desvaneciera. Él era mi ídolo, la única persona a la que había conseguido amar en unos interminables cuatro años... Y ahora estaba aquí a mi lado... Seguí cantando, esta vez mirando al público, dándome cuenta de que me miraban a mí como... Bueno, había todo tipo de miradas, pero encontré a tres personitas muy especiales, muy cerca de donde yo estaba, a punto de llorar de emoción. Acabé la canción intentando que mi voz no se quebrara. Cuando acabó del todo, todas las fans empezaron a gritar. Yo miré a Bill y noté que él me estaba mirando Me ruboricé y él esbozó una sonrisa nerviosa. Apartó el micrófono un poco.

- Bueno, veo que te gusta cantar.

- Me encanta – musité –

- Y a mí me encanta cómo cantas tú. Te diría que siguieras cantando conmigo toda la noche, pero no puedo – se encogió de hombros –

- Yo... ¿qué? ¿De verdad crees que canto bien?

- De fábula, en serio. Me encanta.

- Wow... Gracias... Que tu ídolo musical te diga eso es... Wow.

Rió y memoricé cada detalle de ese sonido. Luego dije:

- Bill, un hombre de negro de me dio unos billetes dorados que...

- Ah, qué bien. Ven luego al backstage, ¿vale? – dijo rápidamente –

- V-vale

Me sonrió y volvió a acercar el micrófono.

- Bueno, ¡muchas gracias!

- A ti – sonreí –

Me dio un abrazo y me indicó que bajara. Dí un pequeño salto y mis amigas me atraparon, gritando.

- ¡Estuviste sensacional! ¿Viste la cara de Bill? – Me gritó mi hermana, completamente emocionada –

- ¡Sí, se quedó de piedra cuando empezaste a cantar mirándole! – añadió Janine –

- ¡Fue sensacional! – comentó Karina - ¡Y juraría que dijo un “sexy” con toda intención!

Todas reímos. A pesar de que era prácticamente imposible, Karina sabía leer los labios en español, inglés y alemán y no solía equivocarse.

- Bueno... –suspiré e hice memoria – Recuerdo haberle visto pasarse la lengua por los labios y que casi me da una taquicardia, pero no recuerdo que dijera nada especial. La letra de la canción, supongo.

Todas rieron aún más, pero Karina seguía en sus trece.

- Estoy segura. Y lo cierto es que no le faltaban razones, parecías una profesional. Y luego, ese estribillo juntos...

No le dio tiempo a seguir hablando, ya que los tokio empezaron otra canción. Grité al reconocer los acordes de “Dogs Unleashed” y todas mis amigas y mi hermana me hicieron eco. Me percaté de que faltaba Maya. En la siguiente pausa, Karina terminó su frase.

- Ese estribillo... Una bomba de talentos.

- Pensé que me desmayaría – recordé – Tenía su cara a mi lado y oía su voz en mi oído, era como estar con un ángel...

- Uf, sí, ya lo pillé, déjalo – me interrumpió mi hermana –

- Por cierto, le pregunté por los pases...

No dijeron, nada, porque era secreto, claro, pero me miraron expectantes. Yo asentí. Janine abrió la boca para decir algo cuando se acercó Maya.

- ¿Qué hay, chicas? Os había perdido de vista.

- Aquí, disfrutando – comenté. Ella asintió –

- Oye, ¡enhorabuena! Cantaste muy bien. Ojalá pudiera haber ido yo...

No dije nada, temiendo que se enfadara por cualquier tontería. Entonces, una chica bajita, menuda, pero muy guapa, se le acercó y le cogió del codo, llamando su atención. Le habló en alemán muy bajito, por lo que no entendimos lo que dijo, pero Maya sí y se giró a verla con una sonrisa. Se saludaron. Maya nos dijo:

- Es una amiga mía de Alemania.

- Ah, qué bien que encontraste a alguien conocido.

- Sí, ¿verdad? Bueno, nos vemos – dijo –

Se fue y su amiga nos miró con mala cara. Me encogí de hombros y me giré hacia mis amigas y mi sis de nuevo, asintiendo con una sonrisa.

- Entonces, ¿en serio es cierto?

- Que sí, Jan. Me pidió que luego fuera al backstage, así que al menos podemos conocerles.

- ¡Guay!

Nos dimos un abrazo de grupo y volvimos a gritar al comienzo de una nueva canción. Durante el resto del concierto nos lo pasamos genial. Cuando se acabó, me quedé un poco desconcertada, pero recordé que teníamos que darnos prisa y tiré del brazo de mi hermana.

- ¡Vamos, rápido!

No escurrimos entre la gente y, al llegar, vimos a los dos hombres vestidos de negro que nos habían dado los pases. Nos reconocieron y nos pidieron las entradas. Se las enseñamos y nos condujeron hacia el backstage.

domingo, 3 de enero de 2010

Hallo!
Miren lo que me encontré navegando por internet... Es una encuesta que demuestra de que las tokitas somos de las mejores fans que hay. Según la encuesta, el video de *Automatic* es el segundo mejor video del año! Espero que para otra encuesta, queden primeros, que se lo merecen!
Aqui os dejo el link para que podáis ver los resultados de la encuesta
http://vote.sparklit.com/poll.spark?pollID=1110407
Anny Kaulitz

Los pases a la gloria (parte 1)

*Annelysse*

Me levanté de golpe. Por suerte, eran ya las once y media de la mañana y la espera no sería tan larga. Me di la vuelta en la cama, tratando de volverme a dormir, pero mi despertador empezó a sonar ¿Quién lo puso? Fácil, mi hermana, que se desperezó rápidamente y sonrió.
- ¡Ya es el día!
- Sí, pero queda una larga espera, aún es por la mañana, y el concierto es por la tarde a las nueve.
- Qué más da. Total, aún tenemos que hacer los deberes. Y todos, porque tengo un presentimiento raro que me dice que mañana no los podremos hacer.
- Vale, confiemos en tu presentimiento y vamos a desayunar ya.

Bajamos las escaleras y nos topamos con mamá, que sonreía y fregaba los platos.
- Hola chicas. Ya era hora. Creo que de tanto estrés habéis dormido más. Supongo que eso es bueno.
- Sí, al menos ahora no tenemos que esperar tanto para el concierto.
- Supongo – se encogió de hombros -. Venga, desayunad e iros a hacer los deberes. Y ordenad la habitación.
- De acuerdo.

Pronto terminamos de desayunar y subimos de nuevo a nuestro cuarto. Decidimos ordenarlo primero, lo cual realmente no nos tomó demasiado. Los deberes si que nos sacaron un poco de quicio. Era muy difícil concentrarse en las complicadas operaciones matemáticas que nos pedían, pero las terminamos bien. Justo a tiempo de, ya que nos llamaron a comer.
- ¿Todavía os quedan deberes, chicas? – preguntó mi padre –
- Sí, menos de matemáticas – me quejé – Resúmenes, redacciones, ejercicios...
- La libertad es la mayor recompensa – dijo –
- El concierto es la mayor recompensa – rectifiqué –
- Lo que sea.

Finalmente, a las cinco y media, ya estábamos libres de deberes y quehaceres. Como el concierto empezaba a las nueve, nos pusimos a tocar para aligerar la tensión. Era increíble lo nerviosas que estábamos. Habíamos quedado una hora antes, así que empezamos ponto a alistarnos. Nos duchamos y a las siete y media ya nos estábamos vistiendo. Hacía calor, así que, a pesar de que odio las faldas, me puse una minifalda roja y una blusa blanca transparentosa con una camiseta de tirantes negra debajo. Me alisé el pelo con las planchas y me lo sujeté de forma casual con unas horquillas. Luego me calcé sandalias de tacón de aguja de color negro y me empecé a maquillar. Me coloquen delineador de ojos negro y rímel en las pestañas y luego esparcí sombras negras por todo el párpado. Apliqué un poco de color a mis mejillas, suave, sólo para que no hiciera reflejos ni nada y me pinté los labios con gloss para darles volumen. Sabía que así rompía con todo. No me dí cuenta de cómo pero de pronto ya estábamos las cuatro allí. Janine quería hacer una llamada, así que se fue con Karina hacia un lado. Mientras las esperábamos, mi hermana dijo de pronto:
- Hermanita, mira allá. Ese hombre viene hacia acá.

Rápidamente saqué un espejito y enfoqué hacia atrás. Y cierto, un hombre vestido de negro con unas grandes gafas de sol venía hacia nosotras. Cuando nos alcanzó, dijo:
- Señoritas, ¿vienes al concierto?
- Um, sí – contesté brevemente –
- Entonces, tengan esto y no lo pierdan por nada. Guárdenlo bien.

Y nos dio dos papeles antes de desaparecer entre la multitud. Los cogí sin pensar y, antes de poder verlos, Janine y Karina se acercaron con unos iguales. Se encogieron de hombros.
- ¿Qué es? – preguntó mi hermana –
- No lo sé, es un papel dorado.

Lo miré bien y me tapé la boca para no gritar de emoción. Antes de decir nada, avisé:
- Nada de gritar, o arruinaréis un sueño-

Todas asintieron con seriedad.
- Son cuatro pases backstage – empecé en voz baja -. Pero con un añadido único. Según dice, nos da derecho a irnos de gira con los tokio con todo tipo de gastos pagados.

Nadie habló. Todas miraron el suyo. La última frase rezaba “No es ninguna broma” y estaba firmado por cuatro nombres que conocíamos de sobra. Durante unos minutos, todas tratamos de asimilarlo en silencio. Luego, más calmada, Karina preguntó:
- ¿Vamos a ir?
- Of course, my darling! – dije – No vamos a desperdiciar una oportunidad así. Aunque sea broma, nos da para conocerles, ¿no crees?
- ¡Claro! Pero ahora vamos para allá o no nos dará tiempo de entrar siquiera – dijo mi sis –

Andamos, o más bien corrimos, hacia la entrada aún mirando nuestros pases. Antes de entrar, sin embargo, les hice guardarlas para que no se les perdieran ni se las quitaran. Entonces entramos y corrimos a buscar un buen sitio.
- Hola, chicas, ¿venís al concierto? – nos preguntó una chica que no conocíamos. Tenía un acento extraño –
- Eh, sí, ¿Por qué lo dices? - pregunté –
- ES la primera vez que vengo a un concierto, ¿puedo quedarme por aquí con vosotras?
- ¡Sí, claro! ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Maya ¿Y vosotras?
- Yo soy Annelysse y ella es mi hermana Belén.
- Yo soy Karina y ella es una amiga, Janine.
- Dos hermanas y dos amigas, ¡qué guay! – comentó – Encantada de conoceros.
- Lo mismo digo – dije – Por cierto, tú no eres de aquí, ¿cierto?
- No... Soy de Alemania, pero me vine a vivir aquí hace varios años.
- ¿Y los conoces?
- ¿En persona?
- Ajá.
- Bueno, sí, fuimos amigos un tiempo – dijo a regañadientes –

Todas nos quedamos mirándola y ella empezó a ponerse colorada. Se encogió un poco sobre sí misma.
- ¿De verdad? – articulé –
- Um, sí.
- ¡Eso es genial! – gritó Janine – Cuéntanos, ¿cómo son?
- ¡Ja, ja, ja! – rió – Empezaba a pensar que os ibais a enfadar. Bueno, son personas muy normales, no son para nada creídos, bueno, salvo Tom.
- ¿En serio? Quiero decir, ¡aún no me lo creo!
- Sí, supongo que cuesta asimilarlo, eh...
- Annelysse – completé – Puedes llamarme Ann.
- ¿Te sería más fácil si hablamos en alemán? – sugirió Belén – Todas lo hablamos muy bien.
- ¡Claro! – contestó en alemán - ¿no os molesta?
- No. Practicamos muchísimo el alemán – contesté –
- Eso es genial.
Estuvimos charlando un poco de todo, cuando nos dimos cuenta, todo estaba llenísimo y el concierto estaba a punto de empezar. Nos sumamos a algunas fans que gritaban “¡Tokio Hotel!” rítmicamente hasta que, por fin, una figura salió al escenario. Era Bill, seguido de Tom y Georg y Gustav. Se colocaron rápidamente mientras todas nuestras voces formaban una extraña maraña ruidosa, que, de alguna forma, conseguía sonar bien. Parecía que disfrutaban oyéndola. Tras una par de palabras en inglés, Bill se giró para hacer una seña a Gustav, que empezó a tocar.

viernes, 1 de enero de 2010

Capítulo 1: Inicio de un sueño... ¿agridulce?

*...Annelysse...*

Estaba intentando esforzarme. En serio. Pero los dedos se me iban a otras canciones. Mi profesora de piano me detuvo.

- Annelysse, ¿qué haces?
- Eh... – reconocí la posición de mis dedos y dije – Toco una canción de...
- Tokio Hotel, sí, lo sé, debo saberlas todas gracias a ti, pero no es esa la partitura que tienes delante.

Suspiré. Esto iba a ser muy difícil. Puse mi cara más alegre.

- ¿No lo sabes? ¡Los tokio vienen a España!
- Sí, ya me lo has dicho todas las... muchas clases anteriores. Pero eso no justifica nada. Vuelve a empezar.

Volví a suspirar. Y esto no era nada. Aún quedaba canto. Y, por la tarde, guitarra. Mi móvil sonó en cuanto empecé a recoger mis cosas y, al ver el nombre, sonreí.

- Ay, sí, ya sé, no lo aguantas más – dije por todo saludo –
- ¡Exacto! – gritó mi hermana al otro lado de la línea - ¡¿Dónde estás?!
- Saliendo – colgué antes de que siguiera hablando y me despedí de mi profesora prometiendo concentrarme más –

Una vez al aire libre, me encontré con mi hermana y mis dos mejores amigas. Lucía un sol radiante, de esos que dan ganas de reír como tonta de felicidad. Me lancé hacia ellas y las cuatro nos unimos en un abrazo, riendo. Luego conté:

- ¡Qué nervios! No puedo ni tocar el piano, se me van los dedos a las armonías de sus canciones.
- No te quejes, yo toco la guitarra y no recuerdo más que los acordes de sus canciones – se quejó mi hermana –
- Con la batería no es tan malo – dice Janine con un encogimiento de hombros –
- Bueno, como yo no doy clases... – suelta Karina –
- ¡Qué suerte! – decimos todas –

Nos echamos a reír y empezamos a andar. Karina fue la primera en llegar a su casa. Nos despedimos y seguimos andando.

- Aunque no lo dice – nos cuanto Janine – yo estoy segura de que quiere conocerlos tanto como nosotras,
- ¡Claro! ¡Sólo estará pensando en cómo seducir a Georg!

Todas nos reímos ante el comentario de mi hermana y, acto seguido, suspiramos. Sí, vamos a ir al concierto y sí, estaremos en primera fila, pero no hemos alcanzado a coger entradas para el backstage. Pero eso no nos bajó la moral ¡Íbamos a un concierto suyo! Sólo eso ya era como un regalo de Dios. Todas estábamos muy nerviosas porque... ¡mañana era el concierto! Ninguna podía aguantar, pero hice prometer a Janine que no se ahogaría, ni le daría un ataque ni nada y que se controlaría. A mi hermana igual. A pesar de que soy la más peque, siempre me trataron muy bien, casi como su mamá, lo que me da derecho a mandarles un poco. Siempre por su bien, claro. Cuando yo acabé mi clase de canto y nos fuimos a casa nos refugiamos en nuestro cuarto y lo único que pude hacer fue suspirar antes de ponerme a cantar reden a voz en grito. Mi hermana me acompañó con la guitarra. Ah... Era relajante. Después de un rato nos llamaron a comer y, de ahí, me tuve que ir a clases de guitarra. Menos mal que ahí puedo tocar lo que quiero. No sé cómo sobreviví al resto de la tarde, pero lo siguiente que supe es que... ¡Ya era el día siguiente!

Comienzo un fic

Hola!
Voy a empezar explicando la locura que voy a hacer xD
Voy a empezar a escribir un fic de tokio hotel, en el que yo soy una de las protas afotunadas ( xDDDDDDDDDDDDDD) así que espero que guste!
Bss
Annelysse Kaulitz

Comienzo año, comienzo blog

Hola!
Sé que este blog aún no lo conoce nadie, pero...
Feliz año nuevo!
Espero que pronto haya alguien que siga este blog, espero que le guste, buenos deseos y, cualquier cosa, contactadme, estare ahí.
;)
Anny Kaulitz