**... hazme volar con una mirada... **

martes, 9 de febrero de 2010

Capítulo 4: Comienza la aventura!

Pero mi madre sonrió y se giró para decirnos:


- Bueno, entonces, ¿dónde están las maletas grandes? Ann, pásame el teléfono, habrá que avisar el colegio.


- ¿Eso significa que nos vamos de gira con ellos? – pregunté, esperanzada –


- ¡Sí, claro! Cariño, no podemos dejarte en casa. No sabiendo que te escaparías sin decirlo.

Ambos rieron y yo solté toda mi preocupación en un grito agudo al que mi hermana se unió rápidamente y que les hizo taparse los oídos entre risas. En el rato siguiente nos estuvieron ayudando a hacer maletas y llenamos dos medianas cada una. Reuní objetos como un peine, móvil, maquillaje básico, un libro, un estuche y un cuaderno, el Ipod y el cargador y mis gafas de sol en un bolso grande de tela que me encantaba. Luego cogí un monedero con algo de dinero y lo guardé también por si acaso. Mi madre me trajo algo del baño en una bolsa. Eran mis planchas de pelo, mi secadora y mis pinzas y gomas para el pelo. Las guardé y me puse un coletero en la muñeca. Antes de salir, me miré al espejo. No estaba tan despeinada como parecía, pero no soportaba verme tan atrevida. Esa no era yo. Cogí unos vaqueros pitillo y mis botines negros de taco con cadenas colgantes y cambié mi minifalda por ello. Luego me quité la blusa y la camiseta de tirantes y los cambié por una camiseta negra sin hombros, pegada y con mangas campana que dejaba al descubierto los tirantes transparentes de mi sujetador. Me lavé antes de volver a vestirme, ya que estaba entera sudada y, al acabar, vi que mi hermana había hecho lo mismo. Le sonreí. Ella llevaba la misma ropa, aunque se había lavado el pelo y ahora caía liso en lugar de en bucles, ya que su pelo no es rizado sino lacio. Se había retocado el maquillaje, ya que lo tenía algo corrido y se veía mucho más fresca. Me giré hacia el espejo. Ella me dijo:


- Si quieres una sugerencia, vuelve a maquillarte como antes pero menos cargado, para que te veas más casual.


- Mm, sí, gracias, eso haré.

Me miré al espejo con ojo crítico. Mi rostro no tenía señas de granos, espinillas o cosas por el estilo, gracias a Dios, y mi piel tostada era perfecta para poder maquillarse en tonos oscuros sin parecer un payaso. Le daba un toque oscurillo, pero que a mí me encantaba. Tomé el delineador y repetí la operación de antes, intentando que no se viera tan oscuro. Luego, peiné mi pelo largo, que ya empezaba a rizar un poco, y lo peiné en una trenza pegada a la cabeza. Cuando quedé satisfecha con el resultado, tomé mi cazadora y el bolso y me dirigí al hall, donde estaban las maletas y mis padres esperando. Mi hermana bajó un par de minutos después y, tras mirarme, alzó un dedo en señal de aprobación.


- Estás perfecta. Ojalá pudiera hacer lo mismo con mi pelo.


- ¿Quieres que lo intente? – me ofrecí –


- Por favor – pidió –

Subimos corriendo al baño y le volví a mojar el pelo para desenredárselo. Luego empecé a hacer la trenza. No tardé mucho. Algunos minutos más tarde, volvíamos a estar abajo. Nuestros padres cagaron las maletas en el coche. Fuimos recogiendo gente. Tardamos un poco, ya que la madre de Karina no se mostró muy abierta con el tema, pero conseguimos que dejara un poco de lado sus prejuicios y acompañara a su hija al lugar del concierto. Finalmente, tres horas y media después de irnos, llegamos. Los tokio ya nos estaban esperando. De lejos, vi que Bill le susurraba al oído a Tom y que este se reía. Empecé a ponerme nerviosa ¿Qué dirían? ¿Habríamos traído demasiadas cosas? ¿Les caeríamos bien? ¿Serían tan agradables como creíamos? Luego recordé que mi madre había insistido en que lleváramos nuestros instrumentos, de modo que, salvo Janine, todas llevábamos uno. Empecé a ponerme aún más nerviosa ¿Y si nos pedían que tocáramos algo para ellos? Bien pensado, son ellos los que tocan siempre para las fans, así que estaban en su derecho de pedírnoslo a nosotras también. Claro, que esa es su profesión, no la nuestra ¿Y si no les gusta cómo tocamos? ¿Nos pedirán que toquemos algo nuestro? Porque hace mucho que no ensayamos las canciones que hemos hecho. Y tampoco son muchas... Creía que eran alrededor de ocho, pero... Contando que no me acordaba de la mitad... Un nudo empezó a formarse en la boca de mi estómago, pero me recordé a mí misma que no pasaba nada, que debía relajarme, que todos tenemos un fallo y que si hacía algo mal, ellos no tenían porqué decirme nada al respecto. Poco a poco fui tomando confianza, hasta que, cuando llegamos a su lado, fui capaz de esbozar una sonrisa convincente. Bill se acercó un poco a mi lado, pero no dijo nada, sólo me miró de reojo un instante. De nuevo, habíamos creado un círculo todos mirando a todos. Me hizo gracia y sonreí sin pensar.


- De acuerdo, entonces – Bill empezó – Chicas, ¿sus padres saben inglés?


- Mi madre sí – contestó Janine –


- La mía sólo sabe español – dijo Karina, mordiendo su labio inferior con nerviosismo –


- ¿Te importaría traducirme? – le dijo. Abrí los ojos como platos, pero no dije nada. Interiormente, pensaba en la suerte de Karina ¡Iba a traducir a Bill! Ella me sonrió –


- Mejor que lo haga Ann. A mí eso no se me da bien. Me pongo nerviosa cuando tengo que traducir algo de inmediato.


- Ah, bien, ¿Ann?


- ¿Sí? – dije, nerviosa ¿De verdad me iba a pedir que...? –


- Si me haces el favor...


- Por supuesto...


- Presupongo que le habréis contado de qué va el tema, pero me gustaría hablar con ellos para que sepan más o menos por dónde estaréis, con quién, cuándo volveréis y todo eso, ¿vale?


- Claro – murmuré –


- Vale.

Nos acercamos a ellos. Bill me hizo una seña para que me pusiera a su izquierda y se giró hacia ellos.


- Hola, supongo que ya os habrán contado de qué va todo esto, pero quisiera saber si son plenamente conscientes de dónde van sus hijas.

Me dejó un minuto para que lo tradujese para la madre de Karina y entonces, ella misma dijo:


- ¿Durante cuánto tiempo estarán fuera?


- Serán más o menos cinco meses – respondió Bill cuando se lo traduje –


- ¿Necesitarán dinero? – quiso saber mi madre –


- No, se incluye todo tipo de gastos.


- ¿Cuándo vuelven, exactamente? – preguntó la madre de Janine –


- Aún no es seguro, se os informará, por supuesto.

Hizo una pausa al ver que me estaba costando llevar el ritmo de la conversación para traducírsela a la madre de Karina, pero en seguida desvió su atención a la conversación de nuevo. Siguieron hablando y, entre preguntas y respuestas, descubrí una nueva faceta de Bill, una muy educada, respetuosa, en deferencia a una persona mayor que él, una faceta suya que no conocía pero que me derritió por completo. Noté que estaba un poco cohibido, probablemente por el semblante serio de la madre de Karina y el evidente disgusto de la madre de Janine, pero no dejó de contestar a todo con una seriedad que no le había visto nunca en ninguna entrevista, concierto o aparición pública. Me habitué rápidamente a traducir rápido y en voz baja, casi como un eco de su voz, para la madre de Karina, por lo que, cuando por fin acabaron de hacer preguntas y mi madre se acercó para darme un abrazo y me habló en español, no la comprendí.


- ¿Eh?


- Digo que buena suerte, cariño – me repitió –


- Ah, gracias mamá, estoy segura de que será la mejor experiencia de mi vida.


- No lo dudo, cielo. Aprovecha toda oportunidad de aprender, ¿si? Estoy segura de que sacarás mucho de este viaje. Recuerda que ahora no estamos ni papá ni yo para

deciros lo que tenéis que hacer, ¿vale? Cuida de tu hermana, no hagáis tonterías, disfruta, vive la vida... ¿Se me olvida algo?


- Dale carta blanca y se echará novio – rió mi padre –


- No lo dudes – asintió mi hermana, pero en alemán. Le dirigí una mirada entre molesta y divertida –


- De acuerdo, enamórate, seduce, juega, conoce al amor de tu vida o lo que sea, pero sé responsable con lo que haces – me miró seria y me ruboricé por completo –


- Daa... ¡Ann se ruborizó! – se rió Janine - ¿Qué travesura tienes en mente, nena? – me preguntó en inglés. Mis padres se rieron y yo me limité a sonreír, aún ruborizada, pero sin decir nada que pudiera delatarme –


- De acuerdo, mamá, suficiente. Creo que ya pillé el punto.

Todos rieron aún más y ví que Janine se lo traducía rápidamente a los chicos, junto con el resto de la conversación. Ellos sonrieron y Tom mordió su labio inferior evitando una carcajada. Suspiré y meneé la cabeza. Le di un abrazo a ese par de personas que dicen ser mis padres aunque no dejan de meterse conmigo y bromear, a las que quiero mucho xD, y me despedí con la mano de las madres de Janine y Karina. Luego me giré hacia los chicos y me aparté para que las demás pudieran despedirse también.

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Uff... girl, sorry... he tenido examenes, clases y de todo, contando con que no me dejan el ordenador entre semana... Pero he vuelto, con un nuevo cap :D No sé cuándo subiré otro, pero espero que sea este fin de semana o el lunes o martes... De momento... enjoy!

Anny K.

2 comentarios:

  1. Me encantaria que siguieras subiendo me encanto la historiaa!! :D:D

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  2. hola! Annelysse, ojalá y existieran esos boletos dorados sería genial, bueno también me paso por aquí para darte las gracias por leer la mía, bueno sigue publicando

    adios :)

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